domingo, 27 de noviembre de 2011

El Central, sin reservas de libre disponibilidad

26 NOV 2011

El Banco Central ya no cuenta con “reservas de libre disponibilidad”, que son las que exceden los pesos que están en circulación y que el Gobierno estaba utilizando para pagar la deuda con los acreedores privados y los organismos financieros internacionales. Incluso más: son negativas en US$ 163 millones.

Ayer el BCRA informó que al viernes 18 de noviembre los US$ 46.022 millones de reservas eran inferiores a la base monetaria que sumaba en pesos el equivalente a US$ 46.185 millones. Ayer las reservas eran un poco más bajas: US$ 46.008 millones.

Este “bache” de US$ 163 millones es mayor porque el BCRA tomó préstamos del bancos centrales por unos US$ 5.000 millones para evitar que bajaran aun más las reservas.

En tanto, de aquí a fin de año hay importantes vencimientos de deuda –como el Cupón PBI por más de US$ 2.000 millones– pero esa cifra ya fue girada por el BCRA al Tesoro a principios de año, cuando las reservas de libre disponibilidad eran positivas. Eso significa que no está en riesgo el pago de ese vencimiento.

No obstante, el Tesoro las prestó al BCRA y están sumadas en las reservas. Por eso, cuando se concrete el pago en diciembre del cupón PBI, las reservas volverán a caer en esa magnitud.

De todos modos, el tema es relevante porque en el proyecto de Presupuesto 2012 (cuyo texto el Gobierno no contempla modificar), se prevé utilizar US$ 5.674 millones de la reservas de libre disponibilidad –que hoy no existen– para pagar a los acreedores privados los vencimientos de año próximo. Las RLD puede crecer por préstamos externos o por una devaluación del peso.

martes, 22 de noviembre de 2011

Fuerte suba del déficit fiscal en octubre

22 NOV 2011
Por
Ismael Bermúdez

Por las mayores partidas de subsidios y pagos de intereses de la deuda, en octubre las cuentas públicas cerraron con un “rojo” de $ 2.977 millones . En igual mes de 2010 habían sido positivas en $ 778,6 millones. Así, en lo que va del año el déficit suma $ 8.258 millones , aún con los $ 8.700 millones de las “utilidades” que el Banco Central transfirió al Tesoro. Sin esos aportes extra, el rojo llega a $ 16.958 millones.

Si se desagregan las cifras de octubre, surge que el déficit del Tesoro trepó a $ 6.639,7 millones, pero bajó a $ 2.977 millones gracias al superávit de la ANSeS logrado debido a que recibió unos $ 3.000 millones de los rendimientos del Fondo que administra el organismo.

Los rubros que más aumentaron fueron los intereses de la deuda (de $ 2.207 millones a $ 3.301 millones) y los subsidios: de $ 2.229 millones a $ 4.146 millones: un 86% más.

Lo mismo pasa si se analiza lo que pasó entre enero y octubre: la ANSeS tuvo un resultado positivo de $21.600 millones, incluyendo unos $ 6.000 millones de los rendimientos del Fondo de Garantía. Así, sin las transferencias del BCRA y excluyendo a la ANSeS, el déficit financiero del Tesoro y de los organismos descentralizados, superó los $ 38.000 millones .

Con estos números, aún con la ayuda del BCRA, las cuentas públicas cerrarán este año con un déficit financiero muy superior a los $ 11.773 millones estimados por el Gobierno porque diciembre es un mes muy deficitario por el pago del medio aguinaldo a empleados públicos y jubilados

Aerolíneas: partidas millonarias

22/11/11
Hasta el último octubre, Aerolíneas Argentina había recibido $ 2.900,5 millones en transferencias del Tesoro Nacional. Es un 16% más de lo que figura en el Presupuesto original para todo 2011. Y el monto recibido ya supera los $ 2.781,1 millones que percibió durante todo 2010.

De lo recibido el año pasado “en un 81,5% se destinó a la atención de gastos operativos y el 18,5% a la adquisición de aviones Embraer 190 con el propósito de modernizar la flota de Austral Lineas Aereas Cielos del Sur”, dice un informe del Ministerio de Economía.

En 2009, lo recibido fue de $ 2.498,7 millones también en su mayor parte para cubrir gastos operativos que, entre otros, incluye combustibles, salarios y gastos de mantenimiento.

En el proyecto de Presupuesto 2012 se prevé destinar $ 2.489,2 millones de los cuales el 80,7% es para gastos corrientes y el resto para gastos de capital.

Pero luego y como pasó en estos años, la partida es ampliada.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Corregir a favor de los jubilados

19/11/11

Por

Ismael Bermúdez


Desde hace mucho tiempo, los jubilados y pensionados que necesitan un préstamo deben pagar, sumados los gastos y el seguro de vida, tasas exorbitantes que hoy pueden sumar hasta el 80% anual . Es tres veces la inflación real y ocho veces el IPC oficial. Se otorgan a través de Mutuales y Cajas de Crédito por medio del descuento de haberes de la ANSeS. Por la trascendencia de estos “abusos”, aunque sin dar explicaciones, la ANSeS suspendió la continuidad del sistema.

El organismo previsional no da el crédito pero oficia de “intermediaria”, lo que garantiza con el descuento de la cuota de la jubilación mensual , y el seguro que costea el jubilado, la devolución del crédito a los prestamistas. En 2009, preocupado por el alto costo de esos préstamos, la ANSeS dispuso que la tasa de interés de los préstamos con código de descuento no podía exceder en 7 puntos porcentuales la tasa promedio de los préstamos personales.

La Resolución fue objetada judicialmente por las Mutuales argumentando que la ANSeS no tenía atribuciones para limitar el costo del dinero . Y obtuvieron un pronunciamiento favorable de la Justicia.

Luego no se avanzó en la modificación legal del sistema para impedir que ese estado de cosas continuara. En tanto, a través del Fondo de Garantía de Sustentabilidad, la ANSeS otorga préstamos a grandes empresas nacionales y extranjeras a tasas preferenciales , a la vez que financia el déficit fiscal del Gobierno comprando bonos o suscribiendo Letras del Tesoro.

La realidad es que mientras la ANSeS presta a tasas bajas los fondos del régimen previsional, incluso a grandes empresas extranjeras que son filiales de multinacionales y que tienen acceso a los mercados internacionales de crédito, los jubilados tienen que recurrir a entidades que les cobran tasas siderales . A la vez de mejorar los haberes y pagar las sentencias, la ANSeS podría organizar un sistema crediticio para que sus beneficiarios, obligados por las necesidades más apremiantes de la tercera edad, no tengan que pagar esas tasas confiscatorias

domingo, 13 de noviembre de 2011

Argentina ¿es acreedora?

En la Casa Rosada aseguraron que la Argentina dejó de ser deudora y que ahora el mundo le debe al país. El error es consecuencia, entre otros conceptos, de tomar como públicos activos privados.

Por
Ismael Bermúdez

El lunes pasado, durante la presentación del Programa de Identificación Biométrica en la Casa Rosada, la presidenta Cristina Kirchner sorprendió al afirmar que “la Argentina pasó de ser un deudor a un acreedor neto del resto del mundo a partir del año 2004 y la verdad que, bueno, nos llena de orgullo”.

La Presidenta aclaró que la información provenía del FMI que, en verdad, se limita a recopilar lo que se conoce como “Posición de Inversión Internacional” que elaboran las oficinas de estadísticas de todo el mundo. En el país, el INDEC.

Esa estadística no sólo mide cuántos son los activos en moneda extranjera que tienen en el país y en el exterior los Estados sino también los bancos, las empresas y las personas residentes. Se trata de datos de valor, a condición de saber en qué consiste, no mezclar sus componentes, y en no sacar conclusiones apresuradas o erróneas.

Por consiguiente, un Estado puede tener muchas reservas internacionales pero inferiores con relación a su deuda –y ser francamente deudor--, mientras sus ciudadanos guardan miles de millones de dólares en el exterior. Es el caso de la Argentina y de muchos otros países por las abultadas divisas “fugadas” al exterior. Lógicamente, si se consideran esas divisas como parte del “activo nacional”, la Argentina deja de ser deudora y califica como acreedora.

Pero eso es una jugarreta estadística que nos llevaría al contrasentido de deducir que cuantas más divisas se fugan al exterior o pasan a estar fuera del sistema, mayor sería la posición acreedora de Argentina.

Efectivamente, a diciembre de 2010, los activos externos “argentinos” sumaban US$238.443 millones y los pasivos externos US$189.130 millones. Si se restan, el cálculo arroja “un saldo acreedor neto estimado en US$49.314 millones”, de acuerdo al INDEC.

Entre los activos están las reservas internacionales del Banco Central por US$52.190, inversiones directas de empresas y argentinos (que incluyen activos inmobiliarios en el exterior del sector privado) por US$29.841 millones y otros activos externos por US$156.413 millones. ¿Qué son esos “otros activos externos”? Ni más ni menos, en un 90%, son las divisas que tienen los argentinos fuera del sistema en el exterior en bonos, acciones, dólares, euros, francos suizos u otras monedas extranjeras.

Si se restan esos “otros activos externos”, que desde 2005 no paran de crecer (más de US$40.000 millones hasta fin de 2010) por la fuga de capitales, los activos argentinos se desploman y aparece con claridad que la Argentina es francamente deudora. Y hay que restarlos porque la mayor parte de esos activos ni siquiera están declarados en la Argentina y difícilmente vuelvan. Son activos de argentinos, pero no están en el país, quizás nunca lo estén y no pueden aplicarse a cancelar deuda pública.

A su vez, las inversiones de las empresas argentinas en el exterior, que en su mayoría están declaradas, tampoco pueden aplicarse a cancelar deudas del Estado. Y las reservas internacionales del Banco Central son un activo oficial que, sin embargo, no respaldan ni las deudas del Gobierno ni de los sectores privados, sino las del propio BCRA y los pesos en circulación.

Incluso esas reservas internacionales, al tipo de cambio actual, no alcanzan para respaldar los propios pasivos del BCRA porque, entre otras razones, el Gobierno estuvo cancelando deuda pública al tomar prestadas reservas, documentadas en Letras del Tesoro que vencen entre 2016 y 2021, y que suman más de US$25.000 millones.

Haciendo bien las cuentas, la Argentina no es acreedora, sino tiene una deuda externa (pública y privada) de más de US$90.000 millones, más la deuda pública interna.

El informe del INDEC precisa que entre los pasivos, la deuda externa suma US$90.400 millones: “el 61% corresponde al sector público no financiero y BCRA; el 36%, al sector privado no financiero (sus principales componentes son deuda con proveedores, bancos y bonos) y el 3%, al sector financiero, sin BCRA”.

Por su parte, la deuda pública (tanto interna como externa) a fines de 2010 sumaba US$164.330 millones. Y según el último dato oficial, al 31 de marzo de 2011 totalizaba US$173.147 millones.

Esa deuda impacta en el balance fiscal por el peso de los intereses (en 2010 fueron $22.447 millones) y en el balance cambiario (en 2010 salieron US$ 4.470 millones).

Las estadísticas sirven para muchas cosas si es que se utilizan bien. Pero, también, son el peor de los boomerangs cuando se descubre su verdadera explicación.

martes, 8 de noviembre de 2011

Por qué el Gobierno frenó la compra de dólares

6 NOV 2011

El comercio exterior ya no genera las divisas necesarias para cubrir los pagos al exterior ni para aumentar las reservas.

Por
Ismael Bermúdez

En la Argentina, el comercio exterior ya no genera los dólares suficientes para hacer frente a las obligaciones en moneda extranjera. Estas incluyen el pago de las importaciones y los servicios financieros, como intereses o giro de utilidades.

Este año la cuenta corriente de la balanza de pagos, que engloba todos esos rubros, “reflejaría su primer déficit, del 0,6% del PBI, en la postconvertibilidad, señal inequívoca que se agotó el colchón cambiario, más allá del tecnicismo que se acuda para calcularlo”, señala consultora Econométrica.

A esto se agrega que también la cuenta capital y financiera, a pesar de algunos préstamos recibidos, será deficitaria por los pagos de la deuda y la fuerte salida de capitales. Por esas razones el Banco Central fue perdiendo reservas. Después de haber alcanzado los US$52.618 millones a fines de enero, ahora las reservas rondan los US$47.400 millones. La perspectiva es que sigan cayendo porque en diciembre el Gobierno tiene que pagar los US$2.300 millones del cupón PBI, divisas que difícilmente reingresen al sistema en un contexto de salida de capitales que solo este año supera los US$20.000 millones.

Ese drenaje incesante fue agotando las “reservas de libre disponibilidad” –así denominadas a las que exceden la base monetaria–, poniendo en duda los pagos de la deuda privada que se cancelan con esas reservas y que en el proyecto de Presupuesto 2012 están calculadas en US$5.674 millones.

Sin embargo, de acuerdo al último informe del Banco Ciudad, “la brecha financiera, aun después de las renovaciones automáticas de deuda intrasector público y los desembolsos de organismos multilaterales, rondaría el próximo año los US$15.000 millones, algo que implicaría un golpe demasiado grande para las decrecientes reservas del BCRA. La otra caja utilizada intensamente en estos años es la ANSeS, pero allí tampoco los fondos son infinitos, a la vez que una tercera vía –alentada por algunos funcionarios– consistiría en salir a buscar financiamiento, probablemente caro, en los mercados internacionales. El problema es que esto último se daría de narices con el marketing del desendeudamiento que adornó la retórica oficial en los últimos años. Habría que explicar que con usar las reservas del Banco Central ya no alcanza”.

A su vez, la salida de capitales, el incremento de la tasa de interés, la presión sobre el dólar empezaron a tener consecuencias sobre la actividad económica real ya que el atesoramiento de divisas fuera del sistema como el encarecimiento de los créditos y deudas implica sustraer o restar fondos al consumo y a la inversión interna.

Este panorama se completa con un cuadro fiscal que desde 2009 fue convirtiéndose en claramente deficitario, incluso a pesar de las transferencias de las utilidades contables del Banco Central al Tesoro. Este año el rojo fiscal podría superar los $14.000 millones, contando como recursos corrientes las ayudas del BCRA y la ANSeS. Y con una inflación anual del 25%, muy por encima de la tasa de devaluación, lo que fue apreciando en términos reales al peso.

Así, como precisa Econométrica, la Argentina fue agotando “los colchones macroeconómicos que permiten atenuar el impacto de un shock externo sobre el nivel de actividad económica”. Y concluye: “Sin superávits gemelos, ni acceso al mercado de deuda, ni margen para absorber más apreciación real del tipo de cambio sin que ello no ponga el otro pie en el camino al atraso cambiario, incrementa la posibilidad de una devaluación como variable de ajuste, más aún si empeora el contexto internacional”.

Todo este panorama se inserta en una crisis internacional que fue trasladándose a la región a través de la baja de los precios de los commodities y un retiro de capitales para cubrir las pérdidas de las casas matrices y fondos de inversión. Y que empezó a incidir de manera más fuerte en Brasil, y por esa vía en la Argentina.

En un cambio de tendencia, y apenas advirtió una desaceleración económica, Brasil empezó a reducir la tasa de interés para depreciar el real, que estaba supervalorizado, lo que beneficiaba a la Argentina. Esta modificación cambiaria introdujo mayor ruido en el segmento cambiario argentino.

Además, la producción industrial brasileña cambió de signo y el instituto oficial de estadística (IBGE) reconoció una caída en septiembre del 2% de la actividad manufacturera, a la vez que la entidad que agrupa a las concesionarias de autos informó que las ventas de vehículos nuevos en octubre cayeron un 10%. Casi de inmediato, algunas terminales radicadas en la Argentina –que colocan más de la mitad de la producción en el vecino país– anunciaron suspensiones y vacaciones anticipadas a parte de su personal.

Como señala el informe del Banco Ciudad, “pasadas las elecciones presidenciales, la demanda de dólares del público y empresas continuó firme”, a pesar de que el Gobierno empezó a impulsar una suba de la tasa de interés para disuadir el pasaje de los depósitos en pesos a dólares. “Lejos de ceder, la fuga de dólares se mantuvo en niveles similares a los de las semanas previas, apuntando a sumar en octubre (al igual que en septiembre) un pico de US$3.700 millones mensuales, el cual arroja la friolera de US$22.000 millones en los últimos doce meses”.

Efectos sobre las causas En este marco es que el Banco Central anunció varias medidas dirigidas “a ampliar la oferta y reducir la demanda de dólares, al resultar claramente insuficientes las subas de tasas y las operaciones en los mercados de futuros encaradas antes de las elecciones”, como dijo el Banco Ciudad.

Estas medidas incluyeron: La obligación de las compañías mineras y petroleras de liquidar localmente el 100% de las divisas de sus exportaciones, anulando la posibilidad de dejar parte o todas esas divisas en el exterior.

Repatriación de unos US$2.000 millones de los fondos que las compañías aseguradoras tienen invertidos en el exterior.

La obligatoriedad de los no residentes a ingresar los dólares destinados a la compra de activos locales (incluyendo empresas, aportes de capital o inmuebles).

Un mayor control sobre la operatoria en los mercados cambiarios paralelos, fundamentalmente bajo la operatoria del denominado “contado con liquidación”.

La presencia de efectivos de las fuerzas de seguridad y de la AFIP en las casas de cambio, apuntando principalmente a los “coleros”.

Como todo esto no surtió efecto porque la fuga continuó, y hasta se aceleró, los argentinos se desayunaron que, desde el lunes 31 de octubre, para la compra de moneda extranjera se requeriría la autorización previa de la AFIP.

Así, bancos y casas de cambio, con sus sistemas conectados online, debían recibir la conformidad de la AFIP para vender cualquier moneda extranjera y en la cantidad autorizada por ese organismo. Y esa autorización de la AFIP dependía de la situación patrimonial, ingresos, consumos y otros parámetros declarados por cada contribuyente.

En tanto, hubo retiros de depósitos en moneda extranjera en los bancos por el temor a una pesificación o conversión a bonos y se trabaron operaciones inmobiliarias por la falta de dólares. Y el BCRA volvió a impulsar pequeños deslizamientos de la paridad cambiaria.

El miércoles hubo otra novedad. Ya con el proyecto de Presupuesto 2012 en el Congreso que contempla una suba del 19,2% en el monto de los subsidios, el Gobierno anunció que comenzará a reducir los subsidios a los servicios públicos –en lo inmediato de $600 millones, menos del 1% de los más de $70.000 millones del total–, en lo que se interpretó como un anuncio para tratar de sacar el tema cambiario de las preocupación de la gente, y obtener un apoyo de sectores empresarios y de la propia oposición. De todos modos, por la magnitud de los subsidios, cualquier reducción debería llevar varios años, pues, de lo contrario, tendría un muy fuerte impacto sobre la inflación y sería contractivo para la actividad económica.

Hoy, el mercado de cambios, en los hechos, está desdoblado, con una brecha no menor del 15%. La demanda de moneda extranjera está contenida por el requisito del visto bueno de la AFIP. La inflación sigue sostenida y ya comienzan algunas paritarias (con reclamos de más del 26%) que deben definir las subas salariales para enero de 2012. Y son muy fuertes los trascendidos de que no hay criterios uniformes entre Economía y el BCRA sobre cómo enfrentar la situación.

Así los desequilibrios internos, con una crisis internacional que cada vez incide más en la región, transformaron las perspectivas económicas y financieras domésticas. Ahora, ya sin el viento de cola, más que nunca se pondrá a prueba la calidad de la política económica.