viernes, 30 de septiembre de 2011

Argentina está más débil frente a una recesión global más profunda

9 AGO 2011

La fuga de capitales y la fragilidad fiscal hacen tambalear la idea del “desacople”.


Por

Ismael Bermúdez


La crisis internacional impactó ayer muy fuerte en la Argentina, incluso en mayor medida que en el resto del mundo.

El supuesto “desacople” argentino -que pondría al país a salvo del contagio- del que siguen haciendo alarde los funcionarios, se tradujo en un desplome promedio del 10,7%de los precios de las acciones de bancos y empresas, en especial las más ligada a la producción industrial. Los bonos públicos cayeron hasta el 10,5%. Y el Banco Central vendió U$S 230 millones para mantener sin variantes el valor del peso.

En la Argentina 2008, luego de la caída de Lehman Brothers, se contrajo la actividad económica, cayeron las exportaciones y se perdieron empleos industriales.

Ahora, el contexto internacional es más recesivo y la posición argentina más débil .

Hay en curso una fuga de capitales que sólo en el primer semestre del año sumó U$S 9.801 millones. Las divisas que entran por el excedente comercial se van por la ventanilla de la fuga de capitales. El Tesoro Nacional muestra superávit fiscal pero por las transferencias del Banco Central y la ANSES.

Sin ese maquillaje, hay déficit fiscal. El presupuesto nacional es muy dependiente de las retenciones a las exportaciones, mientras la inflación ronda el 25% anual con tarifas subsidiadas. El saldo comercial se está achicando a pesar de las restricciones a las importaciones. El 40% del activo del BCRA –unos U$S 40.000 millones- está en papeles del Estado (Letras del Tesoro, bonos y Adelantos Transitorio). Y ya no dispone de reservas “de libre disponibilidad” para pagar la deuda , salvo que se devalúe el peso.

A todo esto se agrega la incertidumbre de todo proceso electoral que, en este caso, conlleva la presunción de que cualquiera que sea el signo político del próximo Gobierno estará obligado a introducir cambios en la política económica. Entre otras razones, por el peso de los subsidios en el gasto público, la alta inflación y el retraso del tipo de cambio .

Este cuadro de situación explica por qué ayer se sintió tan profundamente la crisis global. Y anticipa un impacto en la economía real, porque Argentina tiene ahora muchos más poros que la hacen más vulnerable.

Esto sucede porque se descuenta que la economía mundial, en crisis desde 2008 en adelante y ahora más extendida a EE.UU. y casi toda Europa, podría deslizarse hacia un ciclo recesivo prolongado y hasta depresivo . Y eso provocaría una fuerte caída de la demanda de consumo, y sobre todo de la inversión, afectando el movimiento financiero, y sobre todo económico, de los países y de las empresas.

Con este escenario, ahora las expectativas son que se revierta el “viento de cola” que benefició a buena parte de los mercados emergentes, entre ellos la Argentina, sobre todo de la mano de Brasil, del mundo asiático y de los altos precios de las materias primas.

Ya la semana pasada surgieron evidencias de este cambio de escenario, cuando la presidente de Brasil, Dilma Rousseff, anunció un plan de incentivos fiscales y financieros. Lo hizo para hacer frente a la caída de la producción, de las exportaciones y del empleo industrial debido a la revalorización real, fruto de la entrada de capital especulativo. Ayer los precios de las acciones de las empresas brasileñas se desplomaron casi en las mismas proporciones que los de sus pares argentinos.

Por su parte, casi todos los analistas prevén que la menor demanda internacional impactará sobre el mundo asiático – que está sobreinvertido y muy endeudado en su mercado interno.

Se espera entonces que se desaceleren las fuertes tasas asiáticas de crecimiento que empujaron al alza los precios de las materias primas , que tanto beneficiaron a la Argentina desde 2003 en adelante. Justamente desde hace días vienen bajando los precios internacionales de las materias primas, algo que volvió a manifestarse ayer. Esto pasa también porque los precios de los commodities tienen un componente financiero que se está ajustando con el cambio de las carteras de los fondos mundiales

La población en las villas porteñas creció más del 50 %

07/09/11

Son cifras que abarcan el período 2001-2010.
Pese al crecimiento económico, 163.587 personas viven en las villas porteñas. La Rodrigo Bueno, ubicada en Costanera Sur, quintuplicó sus habitantes.


Por

Ismael Bermúdez

En la Ciudad de Buenos Aires lo que más crece es la población que vive en las villas y en los asentamientos.

Según las cifras del Censo 2010, en esos barrios precarios hay 56.165 personas más respecto de 2001, un incremento del 52,3%. Y como la población porteña creció en esos 9 años en apenas 114.013 personas, se desprende que la mitad de ese crecimiento tuvo como destino las villas y los asentamientos, con sus consecuencias ambientales, sanitarias y de infraestructura.

En total, en las villas de emergencia y asentamientos porteños viven 163.587 personas distribuidas en 40.063 viviendas que ocupan 259,9 hectáreas. En 2001 sumaban 107.422.

Las villas más numerosas son la 21-24 en Barracas, la 31-31 bis en Retiro y la 1-11-14 en el bajo Flores que suman 80.000 personas. En 2001 en esos barrios precarios residían 53.000 personas. Un incremento del 50%.

En contraste, casi una cuarta parte de las 1.425.840 viviendas porteñas – 340.975 unidades – están “deshabitadas” porque corresponden a oficinas, pero también porque son casas o departamentos que están en venta, en alquiler o en avanzado estado de construcción.

En la zona de Retiro o Puerto Madero, las viviendas “deshabitadas” trepan al 40%, el grueso por las construcciones como “inversión” desarrolladas en los últimos años.

Aunque no hay datos de la procedencia de estos nuevos contingentes de porteños, el grueso proviene de países limítrofes (Paraguay y Bolivia) y de Perú. En toda la Capital, viven 381.778 extranjeros, 65.039 más que en 2001.

De aquí se infiere que más de la mitad del crecimiento poblacional se explica por la radicación de extranjeros atraídos, según el INDEC, por las mejoras sociales y económicas de los últimos años.

La presencia de las villas y asentamientos está concentrada en 4 barrios porteños.

En Villa Lugano, Soldati y Riachuelo representan el 32,9% de la comuna; en Barracas, Boca, Nueva Pompeya y Parque Patricios el 16,3%; en Constitución, Retiro, San Telmo el 14,3%, y en Flores-Parque Chacabuco el 12,1%. Respecto de 2001, los mayores crecimientos se registraron en Retiro y Barracas.

Debido al aumento de la población en villas y asentamientos, en las comunas 1 (Retiro), 7 (Flores y Parque Chacabuco) y 8 (Villas Lugano, Soldati y Riachuelo) la población creció entre 3 y 5 veces por encima del promedio de la Ciudad, que fue de apenas el 4,1%.

Así, en esos barrios carenciados, el ritmo de crecimiento poblacional es muy similar, y muchas veces superior, al de buena parte del GBA. Por esa razón, algunos especialistas señalan que hay una “conurbanización porteña”, estableciendo casi una unidad sociogeográfica ya que muchos de esos barrios son linderos con los partidos del GBA.

En promedio, en las villas viven 4,1 personas por hogar, aunque en algunos asentamientos trepa a 7,3 por vivienda, generando serios problemas de hacinamiento habitacional.

“En las comunas 1, 4 y 8 (que corresponden a esos barrios), el porcentaje de hogares hacinados supera el 18,9%”, alcanzando el 22,2% en la comuna que incluye Villa Soldati-Lugano, de acuerdo a un informe de la Dirección de Estadísticas y Censos (DGEyC) de la Ciudad de Buenos Aires. Pero si este indicador se restringe “a las villas, inquilinatos, hoteles, pensiones y casas tomadas el porcentaje de los hogares hacinados ronda el 50%”, cuando en el resto de la Ciudad “apenas llega al 6,3%”.

Otro dato es que las comunas 4 y 8 tienen los porcentajes más altos de hogares que no disponen de inodoros con descarga a la red cloacal pública.

“Los hogares con deficiencia de este tipo de servicio ascienden a alrededor de 10.000”, que se concentran en las comunas 4 y 8 donde están las villas de La Boca y las de Villa Lugano, según el relevamiento de la DGEyC.

En las villas, los habitantes del 73,3% de los hogares no son propietarios ni inquilinos, por lo que son clasificados en el rubro “tenencia precaria” de la vivienda. Otro 10,2% es inquilino y apenas el 16,5% es propietario del terreno y la vivienda. Para el resto de los porteños, estos números están invertidos, ya que 2 de cada 3 habitantes son propietarios de sus viviendas.

Según el Censo 2010, en la ciudad de Buenos Aires 71.275 hogares cocinan o calefaccionan sus viviendas con gas a garrafa: son un 40% más o 21.223 hogares más que en 2001, debido al incremento de la gente que vive en inquilinatos, villas y asentamientos.

¿El INDEC contra el Gobierno?

27 SEP 2011
Por
Ismael Bermúdez

Involuntariamente, el INDEC es el mayor cuestionador de la asignación por hijo . Y la razón es que, cuando se lanzó a fines de 2009, se aseguró que ese beneficio, que luego pasaron a recibir 2 millones de familias, disminuiría entre un 55 y un 70% la indigencia.

Lo que el Gobierno no reparó es que en aquel momento, tras tres años de “intervención” al IPC, la indigencia ya era “estadísticamente” baja, del 3,5%. Entonces, una reducción de entre el 55 y 70%, debería haber llevado la indigencia al 1% o 1,5%. Y si se agregara la propia reducción por el crecimiento económico del último año y medio, actualmente debería ser cero o cercana a cero, porcentajes que chocarían con la realidad cotidiana.

En cambio, la medición del INDEC arrojó un 2,4%, una reducción del 30%, con un detalle: en el Gran Buenos Aires la indigencia apenas bajó , ya que pasó del 3,6 al 3% de la población, y en algunos distritos hasta aumentó.

Para las mediciones alternativas, en 2009 la indigencia era muy superior a la del INDEC y se redujo poco, a pesar de la puesta en marcha de la asignación por hijo, por los altos niveles de inflación, en especial de los alimentos.

Así, por razones opuestas, el INDEC y las mediciones alternativas coinciden en el bajo impacto de la Asignación por hijo

LAS CLAVES DEL PRESUPUESTO 2012

29 SEP 2011 Un proyecto asentado en cifras cuestionadas y maquillaje fiscal
Por
Ismael Bermúdez

1 Proyecciones bajo sospecha
Como viene pasando en los últimos años, el proyecto de Presupuesto 2012 prevé una inflación baja, del 9,2% anual, en línea con las mediciones del INDEC y muy alejada de los números provinciales. También estima un dólar promedio para el año próximo a $ 4,40, lo que supone un incremento del 6,6%, incluso inferior a la tasa de inflación del INDEC. Y un crecimiento de la economía del 5,1%, que está más acorde con el nuevo escenario económico internacional, pero que está “inflado” por el índice de precios. Con estos supuestos, el Gobierno subestima tanto los ingresos como los gastos y eso le permite contar con recaudación excedente” para usar sin rendir cuentas al Congreso. Un claro ejemplo es lo que pasó este año: ahora el proyecto, al evaluar cómo cerrarán las cuentas en 2011, estima que superarán lo proyectado en el Presupuesto original en unos $ 50.000 millones.

2 Fuerte maquillaje fiscal
El proyecto estima que en 2012 los recursos excederán a los gastos, lo que dejará un superávit financiero de $ 1.447 millones. Eso implica revertir el déficit de $ 11.773,8 previsto para 2011 que, a su vez, “corrige” el proyecto original que prometía un importante resultado positivo. Aún así, luego del pago de los intereses, ese superávit financiero se alcanzaría sólo con la ayuda del Banco Central y de la ANSeS que aportarían unos $ 20.000 millones, un 22,7% más que las transferencias que terminarán haciendo este año esos dos organismos. Así, bien medido, habrá nuevamente un importante déficit fiscal que podría crecer respecto del cálculo original, como está sucediendo este año.

3 Las cajas del Banco Central y la ANSeS
Para afrontar los pagos de la deuda, el proyecto prevé que el Tesoro reciba prestamos del Banco Central por unos $ 45.000 millones, el equivalente a unos U$S 10.000 millones. Esos fondos se componen de U$S 5.674 millones de las reservas del BCRA para el pago a los acreedores privados. Y la posibilidad de utilizar otros U$S 2.200 millones para el pago a los organismos financieros internacionales. Además, habrá un refuerzo de los Adelantos Transitorios por el equivalente a otros U$S 2.200 millones. De todos modos, no está claro que el Gobierno pueda hacer uso de la totalidad de esos fondos porque se fueron evaporando las llamadas Reservas de Libre Disponibilidad. Una forma de “generarlas” sería aumentar muy fuerte la tasa de interés o depreciar el peso, pero eso alteraría todas las demás proyecciones económicas.

4 Empresas deficitarias
Los aportes del Gobierno para financiar los gastos y los subsidios de las empresas públicas sumarán $ 27.653 millones. Representan el 61,2% de los gastos totales de las empresas y sociedades del Estado. Esto significa que con sus ingresos propios cubrirán apenas el 38,8% del gasto total. Las principales empresas que recibirán esa “ayuda” son ENARSA, Correo, AySA y Ferrocarril Belgrano. En 2011, los aportes del Gobierno cubrirán el 52% del gasto. Estas partidas no incluyen las transferencias a los Fondos Fiduciarios que financian otros gastos y subsidios. Muchos analistas suponen que estos números podrían cambiar si el Gobierno modifica el esquema de los subsidios.

5 Más plata para De Vido
El Presupuesto prevé la emisión de avales para obras e inversiones por U$S 27.885 millones, que se suman al resto de los avales que normalmente otorga el Gobierno. También continú el Programa de Inversiones Prioritarias con un presupuesto de U$S 9.178 millones. Además, crea dos cargos tarifarios extras sobre el consumo y la distribución de gas para obras de infraestructura. Estos proyectos, que van más allá de 2012, buscan reforzar el protagonismo oficial en las inversiones

domingo, 11 de septiembre de 2011

El nuevo peligro brasileño

Por
Ismael Bermúdez

En una semana el dólar subió en Brasil de 1,59 a 1,68 reales –un incremento superior al 5%– y sus efectos se hicieron sentir, y muy fuerte, en la city porteña. El Banco Central tuvo que vender más de US$700 millones para contener el valor del peso, aumentó un escalón la tasa de interés para disuadir la compra de divisas, y aun así no pudo impedir que el dólar subiera varios centavos.

Esta secuencia se debe a la fuerte dependencia de la Argentina del nivel de actividad y de la política cambiaria brasileñas. El vecino país es uno de los principales destinos de las exportaciones argentinas (20% del total) y de la actividad automotriz y responsable de buena parte del turismo receptivo. “Uno de cada 5 dólares que el país exporta tiene a Brasil como destino y el 40% de nuestras exportaciones se dirigen a dicho país”, dice la consultora Ecolatina. Hasta ahora, el crecimiento de Brasil y la apreciación del real fueron dos factores que impulsaron la economía local.

Desde hace unas semanas las cosas empezaron a cambiar. Y el que reconoció ese cambio fue el propio Banco Central do Brasil cuando, luego de que el Gobierno implementara un recorte fiscal y anunciara que restringirá las importaciones, resolvió en los primeros días de septiembre reducir la tasa de interés de referencia –del 12,5 al 12% anual– para inducir una depreciación del real.

En un informe especial, el Comité de Política Monetaria (Copom) del BC brasileño explicó que tomó esa medida porque, luego de evaluar el contexto internacional, “considera que hubo un sustancial deterioro, que se refleja, por ejemplo, en reducciones generalizadas y de gran magnitud en las proyecciones de crecimiento para los principales bloques económicos”. Agregó que “la transmisión de los acontecimientos externos a la economía brasileña se puede materializar por intermedio de diversos canales, entre otros, reducción de la corriente de comercio, moderación del flujo de inversiones, condiciones de crédito más restrictivas y empeoramiento en la confianza de consumidores y empresarios”. Y todo esto “contribuirá a intensificar y acelerar el proceso en curso de moderación de la actividad doméstica, que ya se manifiesta, por ejemplo, en el retroceso en las proyecciones de crecimiento de la economía brasileña”.

Estas consecuencias se deben a que Brasil tiene un fuerte déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos ya que los servicios y los intereses de la deuda son muy superiores al superávit del comercio exterior. Y ese rojo –que en los 7 primeros meses de 2011 sumó casi US$29.000 millones– se financió, y con exceso, con inversiones directas y el ingreso de préstamos y créditos, aprovechando la alta tasa real de interés. Eso fue llevando a una fuerte apreciación del real y a un fuerte incremento de las reservas internacionales.

Una “moderación del flujo de inversiones”, un menor ingreso de los préstamos financieros o una reducción de las exportaciones, como dice del informe del BC do Brasil, y ni hablar, si hubiese una caída de los precios de los commodities, causarían un descenso de la actividad productiva y obligarían a Brasil a adoptar medidas más graves: desde una fuerte devaluación del real hasta limitar la salida de capitales.

Ya hay evidencias de que el crecimiento se está desacelerando, la actividad industrial está estancada y hubo una pérdida de empleos industriales por las menores exportaciones industriales. “La actividad económica en Brasil está perdiendo dinamismo rápidamente”, admite Ecolatina y agrega que “Brasil está creciendo menos, y preocupa la posibilidad de un estancamiento”.

Según el Estudio Bein, Brasil pasó de crecer el 7,5% en 2010 al 3,1% en el segundo trimestre de 2011. Ecolatina agrega que “si el crecimiento del PBI brasileño se desacelera un punto, las exportaciones industriales argentinas a ese país podrían reducirse en casi US$ 700 millones”. Y según el Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF), “a la hora de evaluar posibles impactos de la situación de Brasil sobre Argentina, es más relevante lo que suceda con el nivel de actividad del país vecino que con el valor de su moneda. Aunque para nada esto último es algo indiferente”. De todas maneras, en Brasil se combinan los dos fenómenos porque la actividad se está desacelerando y el Gobierno tomó la determinación de frenar la apreciación del real e inducir una depreciación.

Así, a través de los canales comerciales, aparecen en la Argentina los primeros efectos de la crisis internacional, que se manifiestan en la presión cambiaria y pérdida de reservas. Y que se potencian por los desequilibrios de la economía argentina, como la alta inflación, el déficit fiscal cubierto con emisión monetaria, el achique del superávit comercial que no alcanza para financiar los pagos de intereses y servicios y la salida de capitales.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Efectos de medidas de Brasil sobre la Argentina

Efectos de la crisis internacional sobre el país

POR
ISMAEL BERMUDEZ







La semana pasada el Banco Central de Brasil redujo la tasa de interés del 12,5 al 12%anual y tan solo medio punto fue suficiente para que la medida impactara en la Argentina: el Banco Central tuvo que vender en apenas tres días unos U$S 400 millones para evitar que se disparara la depreciación del peso y aún así no pudo evitar que el dólar trepara algunos escalones.

Lo que pasó es que el Comité de Política Monetaria (Copom) del BC brasileño no escondió los motivos de su decisión.

Explicó que tomó esa medida porque, analizando el contexto internacional, "considera que hubo un sustancial deterioro, que se refleja, por ejemplo, en reducciones generalizadas y de gran magnitud en las proyecciones de crecimiento para los principales bloques económicos". También porque aumentaron "las posibilidades de que las restricciones a las cuales están hoy expuestas diversas economías maduras se prolonguen por un periodo de tiempo mayor de lo previsto". Y porque "en esas economías, parece limitado el espacio para la utilización de política monetaria y prevalece un escenario de restricción fiscal". La conclusión del Copom es que el escenario internacional manifiesta un relevante sesgo deflacionario en el horizonte".

Si este es el diagnóstico, más serias son las consecuencias.

Para el Copom "la transmisión de los acontecimientos externos a la economía brasileña se puede materializar por intermedio de diversos canales, entre otros, reducción de la corriente de comercio, moderación del flujo de inversiones, condiciones de crédito más restrictivas y empeoramiento en la confianza de consumidores y empresarios". Y todo esto "contribuirá a intensificar y acelerar el proceso en curso de moderación de la actividad doméstica".

De este texto y de la reducción de la tasa de interés se deduce que Brasil ya está sintiendo la crisis internacional, no puede sostener un real super-apreciado porque, más aún en mundo recesivo, sus exportaciones industriales están cayendo, con la consiguiente pérdida de puestos de trabajo. Tras la decisión del Copom, en una semana, el real se depreció un 5%.

Tanto el precio de la soja como el comercio con Brasil son claves para la Argentina. Por la dependencia comercial argentina de Brasil, un menor crecimiento en el vecino país o un real que empiece a devaluarse impacta aquí de manera decisiva. Aun con una clara ventaja cambiaria, la Argentina tiene hoy déficit comercial con Brasil. Si la relación real/peso se reequilibrara, ese déficit se profundizaría y al mismo tiempo, se desaceleraría el turismo brasileño en la Argentina.

De este modo, y más allá de los slogans ( "estamos blindados, somos inmunes") empezaron a manifestarse aquí los efectos de la crisis internacional que se potencian por los desequilibrios que arrastra la economía argentina: déficit fiscal, achique del superávit comercial, inf lación, fuga de capitales, caída de reservas.